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Cuando se dice que la paz y la reconciliación dependen de todos es porque cada uno de nosotros y cada sector tienen responsabilidades específicas en esta construcción. Veamos algunas tareas.

Enero 2016

Suena como una frase de cajón decir que la paz depende de todos. Igual sucede cuando se dice que la reconciliación depende de todos. Esto porque hay quienes aseguran que cuando se dice “de todos” es lo mismo a decir “de nadie”.

Pero no es así. Reconciliación Colombia, hoy convertida en Corporación para robustecer su trabajo en el 2016, considera que la reconciliación se construye día a día y en cada lugar de Colombia y esto no se hace por generación espontánea: cada persona y cada sector tienen responsabilidades específicas según su rol social, e incluso familiar. Todavía más si son líderes políticos, sociales, religiosos, entre los principales, pues orientan la opinión, actitud y comportamiento de sus seguidos y/o colectividades.

Empresarios: En las encuestas realizadas en 2015 por la Cámara de Comercio de Bogotá, entre otros sondeos, estos siempre se muestran a favor de que se logre la paz. Ya a estas alturas, los empresarios han comenzado a entender que su papel en la coyuntura del país va más allá de contratar a una persona que ha dejado las armas o a una que ha sufrido el conflicto. La tendencia mundial también empuja una nueva visión en la que los réditos no solo están asociados al factor monetario, sino al beneficio directo generado, por ejemplo, a comunidades donde estos desarrollan sus operaciones o actividades. Muchos inversionistas de los llamados fondos pacientes están buscando firmas que establezcan diálogos serios y transparentes frente a estos desafíos que todavía son más pertinentes en sociedades en transición. Por esta razón, los empresarios colombianos tienen el reto de hacer un aporte sustantivo a la paz y la reconciliación del país.

Académicos: Las universidades están trabajando formas de salir del salón de clase y de los densos documentos de investigación que, aunque relevantes, suelen estar desconectados de las realidades sociales del país. Diversos sectores le están pidiendo a la academia que tome medidas concretas como prestarle a las regiones a sus más apasionados practicantes para que donen su sapiencia a la institucionalidad local con el fin de acercarla a los niveles de excelencia que puede manejar Bogotá. Uno de los casos emblemáticos encontrados en dos años de andar por el país lo encontró Reconciliación Colombia en Casanare, con el proyecto Utopía, de la Universidad de la Salle. Este consiste en que los jóvenes del campo, se queden en región y se especialicen en temas del campo, proveyendo con su conocimiento a sus entornos próximos.

Periodistas: Los periodistas, los medios y sus dueños deben hacer parte de los actores que reflexionan acerca de su papel de cara a la paz y la reconciliación. Muchos sectores, principalmente pertenecientes a las minorías, a la izquierda, a los marginados consideran que la prensa no se puede excluir de su responsabilidad frente a la forma como ha informado y ha influenciado a sus lectores, televidentes, radioescuchas, entre las principales audiencias. 
 
Religiosos: Líderes de las confesiones religiosas y espiritualidades ancestrales están acercándose para trabajar por la reconciliación, independientemente de su credo, bajo el precepto de que hay que trascender las discusiones doctrinarias y hacer una contribución real desde el papel que cumplen. La idea básica es trabajar por que los colombianos hagan un ‘clic’ entre lo creen y lo que hacen y llevar a una acción efectiva de su quehacer social.
 
Militares: Cada vez se vuelve más relevante la discusión del papel de las Fuerzas Armadas en una sociedad en posconflicto. Hasta ahora, este poder se ha mostrado resistente a ser tocado, en parte, por el largísimo tiempo en el que el país ha vivido el conflicto armado y porque el poder civil les delegó casi que de forma exclusiva la conducción del conflicto armado. Superada esta etapa, y así no haya firma de un acuerdo definitivo de paz, la sociedad colombiana quiere ser partícipe de una discusión franca y abierta de debates aplazados durante década como la doctrina de seguridad militar y la teoría de los aparatos organizados de poder, entre otros.
 
Políticos:
 Esto incluye a los líderes nacionales y a las élites locales (dentro de las cuáles están hoy los nuevos mandatarios locales y regionales). Se trata de un llamado a los portavoces de estos tres niveles para que reflexionen acerca de lo irresponsable que puede resultar usar su gran influencia para atizar odios y acrecentar la polarización violenta. Los líderes nacionales, regionales y locales contribuirían con la reconciliación dando ejemplo de cómo una rivalidad política puede llevarse a cabo con discusiones en la que primen los argumentos en lugar de las descalificaciones.

 

Fuente: reconciliacioncolombia.com

Los retos de la reconciliacion en 2016...

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